Nanotecnología En La Antigüedad
En el año 1991, prospectores de metales preciosos e investigación científica y geológica de la Universidad de Moscú encontraron algo que haría tambalearse todos los pilares científicos que conocían…
Eran pequeños objetos, metálicos, muchos como si fueran muelles, en forma de espiral, y cuyos tamaños iban de 3 centímetros a 3/1000 de milímetros… Aquellos objetos eran fascinantes pero su edad decían a los científicos que eran imposibles…
Con posterioridad se encontraron muchos más de estos objetos, sobre todo en la zona de los Urales y a las orillas de los ríos de la región en estratos sedimentarios cuya edad se cifra en el Pleistoceno superior, en el interior de rocas o en el subsuelo…
Fue tal la curiosidad que despertaron que fueron estudiados, oficialmente, por la Academia de las Ciencias de Syktyvka, en Moscú y San Petesburgo, al que también se les unió el Instituto Científico de Helsinki, en Finlandia.
Los mayores objetos son de cobre, y los más pequeños están fabricados en tungsteno o molibdeno. Se calcula que para poder trabajar estos materiales se precisaban de hornos de 2600 ºC, aparte de las lentes de aumento y herramientas precisas para trabajar a escala tan reducida… Y surge una pregunta más: ¿para que se fabricaron? ¿Para dotar de movimiento o sujetas que partes de otras máquinas?
Su edad geológica se cifra entre 20000 y 300000 años. Tras el estudio realizado por los científicos el Instituto de Moscú publicó un informe que decía:
“Los datos obtenidos permiten pensar en la posibilidad de una tecnología de origen no terrestre”. (Nº. 18/485, 29/11/1996).
Tras la muerte en el año 1999 del Dr. Johannes Fiebag, investigador cabecera del hallazgo en colaboración con la “Ancient Astronaut Society”, el caso dejó de investigarse.
“El ZNIGRI (Laboratorios del Instituto de Investigación Geológica de metales nobles de Moscú) analizó las extrañas piezas y descubrió que eran espirales diminutas, no superando los 3 centímetros de largo y las más pequeña era de 0,003 milímetros, algunas de cobra y otras de una mezcla de Molibdeno y Volframio”. En 1995, el investigador Valerie Uvarov, en compañía de la geóloga Elena Vatveyeva, el investigador ruso visitó los lugares donde se encontraron las nanoespirales, las orillas de los ríos Koshim, Balbanju y Narada y sus afluentes Vtvistvy y Lapkhevozh, y se dirigió hacia donde se encontraron las anteriores piezas, la capa que cubría a los objetos se estimo en 100.000 años y se encontraron nuevas nano espirales.
De su estudio se reportó: “Nanoespirales, de 3 centímetros de largo y 80 micras de grosor, de cobre puro y esctructura artificial. Espirales son regulares y perfectas que es imposible que sean naturales”.
El 29 de Noviembre de 1996, los estudiosos rusos publicaron el siguiente informe procedente de la institución moscovita: “El limo que se incorporó en las espirales se caracteriza por ser un depósito de escombros de grava y piedras redondeadas del tercer nivel, creado por la erosión de las capas de la acumulación de sedimentos y poligénica. La datación de estos yacimientos se remonta a hace 100.000 años (Pleistoceno superior).
Las nuevas formaciones cristalinas, que están presentes en la superficie de estos agregados tungsteno puro muestran filamentos de características inusuales en los depósitos aluviales del Pleistoceno superior. La edad de estos sedimentos y las condiciones en las que se realizaron el análisis se excluyen casi totalmente la hipótesis de que la formación de cristales de tungsteno está conectado con el lanzamiento de cohetes desde la cercana estación espacial a Pleseck” .
Para los especialistas aquellos fragmentos podían ser solenoides. Bobinas de alambre enrollado, en forma de cilindro alargado que al transportar una corriente eléctrica se asemeja a un imán de modo que un núcleo móvil es atraído a la bobina cuando fluye una corriente. Los elementos descubiertos en los Urales eran piezas de una tecnología de vanguardia que no podía pertenecer de ninguna manera al ser humano, concretamente al hombre de Neandertal.
Recientemente el periódico “El País” publicaba en sus páginas:
Un grupo de investigadores franceses ha encontrado que en la antigüedad egipcios, griegos y romanos ya usaban la nanotecnología para teñir su pelo. En un informe realizado por Nanowerk Spotlight se explica cómo empleaban como cosmético compuestos de plomo, en concreto sulfato de plomo (PbS) en forma de nanocristales con un diámetro de tan sólo 5 nanómetros. En la actualidad, cuando muchas personas se preguntan si el empleo de nanopartículas es seguro, es importante conocer que la nanotecnología se ha empleado desde hace mucho tiempo.
Concretamente, Nanowerk recientemente sacó a la luz una serie de noticias sobre el empleo de nanocosméticos en el Antiguo Egipto y en otras civilizaciones antiguas en diversas partes del planeta. Nanowerk se dirigió al Doctor Philippe Walter del Centro de Investigación y Restauración de los Museos de Francia (c2rmf) en París. Philippe Walter afirma que “durante miles de años, los cosméticos han sido usados y fueron fabricados mediante la combinación juiciosa de minerales disponibles de forma natural, junto con aceites, nata o incluso agua.
Desde el período grecorromano se han empleado tintes de pelo orgánicos obtenidos a partir de plantas como la alheña, así como otras fórmulas insólitas basadas en compuestos de plomo. Diversas recetas mediante las que teñir el pelo (así como la lana) eran comúnmente empleadas. Es notable que estas técnicas grecorromanas hayan sido usadas hasta la actualidad”.
En experimentos recientes, Walter y sus colegas mostraron que uno de los procesos antiguamente empleados para teñir y ennegrecer el pelo se basa en la biomineralización sintetica a nanoescala. Como ejemplo, se pueden ver tres microfotografías de pelo en un corte transversal con diámetros de aproximadamente 10 micras. De izquierda a derecha, las imágenes muestran el ennegrecimiento progresivo obtenido durante el tratamiento.
El pelo contiene tres regiones principales concéntricas: la cutícula, la corteza, y el médula. El color de pelo negro natural es debido a los racimos de melanina de 300 nm dispersados dentro de la descolorida corteza de queratina del cabello.
En el estudio se encontró que el pelo tratado mostraba la presencia de nanocristales de PbS (con un diámetro medio por debajo de 5 nm) en la cutícula y la corteza, lo que modifica el aspecto del pelo. Las sustancias químicas a base de plomo generan una especie de sustituto de la melanina dentro del pelo. Esto sin lugar a dudas fue el inicio del uso de la fórmula del tinte hace 2000 años. Si las nanopartículas fueron usadas hace 4.000 años sin hacer daño a los reyes y reinas egipcias, podemos esperar que en la actualidad la nanotecnología comience a emplearse en el desarrollo de nuevos cosméticos.
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